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Dictadura de Franco. Fundamentos ideológicos, sociales y políticos.

 

Fundamentos ideológicos, sociales y políticos

El nuevo régimen instaurado en 1939 tuvo desde un principio unos fundamentos ideológicos muy claros:

·         Concentración del poder político en Franco. La "adhesión inquebrantable" al Caudillo fue el elemento clave de todo el edificio político del franquismo.

·         Anticomunismo. Este factor fue clave desde el inicio de la guerra civil.  La guerra fría entre EEUU y la URSS dese 1945 hizo que el régimen franquista reforzara aún más este aspecto para ser aceptado en el mundo occidental.

·         Antiparlamentarismo y antiliberalismo. El franquismo siempre se mostró contrario a las libertades políticas.

·         Nacionalcatolicismo.  La Iglesia fue la gran legitimadora de la dictadura franquista. A cambio dominó la vida social y la educación. Una estricta moral católica en lo público y en lo privado se impuso en el país.

·         Defensa de la "unidad de la Patria".  Negativa a cualquier autonomía política de las regiones y fomento del castellano como única lengua española. La prohibición de las otras lenguas peninsulares fue estricta en los primeros momentos para, posteriormente, evolucionar hacia una cierta tolerancia.

·         Tradicionalismo. La idea de España que defendió la dictadura se basó en raíces históricas a menudo adulteradas (La Reconquista, el Imperio, Defensa del Catolicismo)

·         Militarismo.  Preponderancia social del estamento militar (desfiles, uniformes, himnos, bandera...)

·         Rasgos fascistas: símbolos y uniformes, exaltación del Caudillo, violencia como medio político. Los aspectos externos más comprometedores (saludo fascista) fueron atenuados tras la derrota de Hitler y Mussolini en 1945.

Las bases sociales de la Dictadura

Franco asentó su nuevo régimen en:

·         La oligarquía terrateniente y financiera que recuperó su hegemonía social  y fue la gran beneficiaria de la política económica intervencionista del régimen

·         Clases medias rurales del Norte y Castilla que estaban bajo una fuerte influencia de la religión católica.

La mayor parte de las clases medias urbanas y de las clases trabajadoras apenas respaldaron a la dictadura. En los primeros años de la dictadura, la represión sistemática, la miseria y la desmoralización tras la derrota impidieron que esa falta de apoyo se concretara en oposición al régimen.

La situación cambió en los años sesenta. El desarrollo económico hizo que el régimen contara con mayor consenso social entre las clases medias y trabajadoras, aunque al mismo tiempo la tímida liberalización del país propició el desarrollo de la oposición.

Las bases políticas del régimen

La dictadura basó su sistema político en la estricta prohibición de los partidos políticos, unida a una brutal represión contra los que habían apoyado a la República. En 1937 se había establecido el partido único, la  FET de las JONS, que vino a denominarse el Movimiento Nacional.

Sin embargo, dentro del régimen, bajo una completa subordinación al Caudillo, hubo diferentes familias políticas, es decir, grupos con diversa sensibilidad política que trataron de influir en las decisiones tomadas por Franco:

Falangistas

La Falange no tenía nada que ver con el pequeño grupo fascista creado por José Antonio. Ahora los falangistas se hallaban integrados en el partido único bajo el liderazgo absoluto de Franco.

Su principal función fue el control de la vida social y económica del país a través de diversas instituciones del régimen: el Frente de Juventudes, la Sección Femenina, y la Organización Sindical.

La Falange jugó un rol importante en los primeros momentos de la dictadura. Tras la derrota de las potencias fascistas del Eje en 1945 pasó a tener un papel más secundario.

Militares

Los militares tuvieron prestigio y poder político, pero estuvieron completamente subordinados a Franco. Alguno de los más importantes colaboradores del dictador, como Carrero Blanco, fueron militares.

Católicos

Muchos cuadros y dirigentes de la dictadura procedieron de instituciones religiosas como el Opus Dei. Tras el Concilio Vaticano II  distanciamiento entre la dictadura y parte de la Iglesia

Monárquicos

Tras el final de la guerra, los carlistas jugaron un papel secundario, desapareciendo como fuerza política relevante.

Pese a que Franco se negó a ceder la jefatura del estado a Don Juan de Borbón, hijo de Alfonso XIII y padre de Juan Carlos I, muchos monárquicos colaboraron con la dictadura, especialmente en los primeros años del régimen.

En la práctica, todas estas familias tuvieron un papel secundario  Franco siempre impidió que alguien acaparara demasiado poder y buscó un equilibrio que garantizara su poder omnímodo.

Estructura social de Al Ándalus


Los Reinos de Taifas y los imperios norteafricanos (1009-1269)

Los Reinos de Taifas

Con la caída de la dinastía Omeya, al-Andalus se convirtió en un conglomerado de reinos independientes. Esta situación había comenzado en 1009, cuando al-Andalus había perdido toda apariencia de unidad. El año 1031, que marca la abolición final de la dinastía omeya, es en realidad una fecha arbitraria para indicar el comienzo del dominio de los “reyes de taifas”.
Los caudillos locales: beréberes, amiríes, árabes y eslavos se fueron haciendo fuertes en sus territorios. Estos lideres pertenecían a alguna familia o tribu (incluía a sus clientes y soldados mercenarios) y habían sido gobernadores nombrados por los califas.
No había fronteras fijas, muchas de las ciudades cambiaron de dueño con frecuencia, y podían distinguirse fácilmente unos veinte o más estados.
Los reyes de taifas dieron muestras de su mentalidad tribal haciendo prevalecer el individualismo basado en fidelidades de tribu y dependencia personal, en lugar de una conciencia nacional apoyada en le lengua, cultura o religión. Los líderes luchaban entre ellos, buscando alianzas entre musulmanes y cristianos.
Se caracterizaron por el aumento de la presión fiscal, conflictos religiosos entre mozárabes, musulmanes y judíos (provocados por la presión cristiana del norte – espíritu de cruzada),  pero también por un indudable florecimiento cultural.
Los reyes de taifas se consideraban como el auténtico gobernante y adoptaban títulos honoríficos y altisonantes. Sus cortes fueron réplicas de la corte califal.
Los reyes de taifas vivían en perpetua pugna entre sí y al mismo tiempo eran objeto de hostilidades por parte de las potencias cristianas del norte. Los reinos cristianos hasta ese momento a raya inclinaron la balanza hacia ellos.

 Los imperios norteafricanos (1052-1269)

1.    Los almorávides (1056-1147)

La situación en el noroeste de África durante la primera mitad del siglo XI fue muy parecida a Al-Andalus. Un grupo perteneciente a una poderosa tribu beréber y un predicador de Qayrawan, Abd allh Ibn Yasin crean un nuevo celo religioso (integrismo) y se recluyen en ribat. 
Al principio los almorávides(al-Murabitun) llevaron una vida devota de reclusión, llena de dificultades y privaciones, pero al aumentar sus seguidores Ibn Yasin inició la expansión y hacia 1062 organizó el imperio entorno a Marrakech.
Los reinos de Taifas temieron, en principio, más a los almorávides que a los cristianos con los que pactaron. Pero con la caída de Toledo en 1085 pidieron ayuda a los almorávides.
En 1086 un ejército almorávide cruzó el estrecho. En sagradas derrotan a Alfonso VI, pero los cristianos reaccionaron y llegaron poco después hasta Sevilla. En 1090 desembarcan los almorávides de nuevo ya con la idea de ocupar y administrar Al-Andalus. De 1090 a 1145 Al-Andalus fue una provincia almoravid y fue gobernada desde Marrakech. Se nombran jefes militares familiares de Yusuf en las ciudades y se enviaron eruditos religiosos para la regeneración religiosa. Yusuf y su hijo Ali (1106-1143) nombraron  gobernadores leales que levantaron de nuevo Al-Andalus y mantuvieron a raya a los cristianos. Pero no pudieron consolidarlo debido a la presión cristiana (y el espíritu de cruzada) y la creciente amenaza de los almohades (un nuevo movimiento religioso).

2. Los almohades (1121-1269)

De nuevo un movimiento religioso del Magrib vino a salvar al-Andalus de sus dificultades internas y de los cristianos. Tenían varias cosas en común con los almorávides: eran beréberes, una fuerte base religiosa y un desarrollo similar, y además tuvieron un papel semejante en al-Andalus.
Los almohades crean su imperio a expensas de los almorávides que destruyen y en pleno enfrentamiento cruzado.
Con la caída de Marrakech se vuelven a formar Taifas en al-Andalus y numerosos territorios caen en manos cristianas. Los almohades se interesan por al-Andalus y dominan Sevilla (1147), Córdoba en el 1149, Granada, Baeza, Jaén, Almería en 1157. Conquistaron todo al-Andalus y lo unificaron solo a partir de 1173 y hasta que la batalla de las Navas de Tolosa en 1212 inicia su derrota y abre el camino de Andalucía a los cristianos.


Las dinastías bereberes carecían de un fuerte gobierno central y distribuyeron la administración de provincias entre familiares y jefes militares que a menudo se independizaron e incluso rebelaron contra el gobierno central, esto ocurrió en al-Andalus y el Norte de África. La situación del imperio nunca pareció estar estable.