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Los Reinos de Taifas y los imperios norteafricanos (1009-1269)

Los Reinos de Taifas

Con la caída de la dinastía Omeya, al-Andalus se convirtió en un conglomerado de reinos independientes. Esta situación había comenzado en 1009, cuando al-Andalus había perdido toda apariencia de unidad. El año 1031, que marca la abolición final de la dinastía omeya, es en realidad una fecha arbitraria para indicar el comienzo del dominio de los “reyes de taifas”.
Los caudillos locales: beréberes, amiríes, árabes y eslavos se fueron haciendo fuertes en sus territorios. Estos lideres pertenecían a alguna familia o tribu (incluía a sus clientes y soldados mercenarios) y habían sido gobernadores nombrados por los califas.
No había fronteras fijas, muchas de las ciudades cambiaron de dueño con frecuencia, y podían distinguirse fácilmente unos veinte o más estados.
Los reyes de taifas dieron muestras de su mentalidad tribal haciendo prevalecer el individualismo basado en fidelidades de tribu y dependencia personal, en lugar de una conciencia nacional apoyada en le lengua, cultura o religión. Los líderes luchaban entre ellos, buscando alianzas entre musulmanes y cristianos.
Se caracterizaron por el aumento de la presión fiscal, conflictos religiosos entre mozárabes, musulmanes y judíos (provocados por la presión cristiana del norte – espíritu de cruzada),  pero también por un indudable florecimiento cultural.
Los reyes de taifas se consideraban como el auténtico gobernante y adoptaban títulos honoríficos y altisonantes. Sus cortes fueron réplicas de la corte califal.
Los reyes de taifas vivían en perpetua pugna entre sí y al mismo tiempo eran objeto de hostilidades por parte de las potencias cristianas del norte. Los reinos cristianos hasta ese momento a raya inclinaron la balanza hacia ellos.

 Los imperios norteafricanos (1052-1269)

1.    Los almorávides (1056-1147)

La situación en el noroeste de África durante la primera mitad del siglo XI fue muy parecida a Al-Andalus. Un grupo perteneciente a una poderosa tribu beréber y un predicador de Qayrawan, Abd allh Ibn Yasin crean un nuevo celo religioso (integrismo) y se recluyen en ribat. 
Al principio los almorávides(al-Murabitun) llevaron una vida devota de reclusión, llena de dificultades y privaciones, pero al aumentar sus seguidores Ibn Yasin inició la expansión y hacia 1062 organizó el imperio entorno a Marrakech.
Los reinos de Taifas temieron, en principio, más a los almorávides que a los cristianos con los que pactaron. Pero con la caída de Toledo en 1085 pidieron ayuda a los almorávides.
En 1086 un ejército almorávide cruzó el estrecho. En sagradas derrotan a Alfonso VI, pero los cristianos reaccionaron y llegaron poco después hasta Sevilla. En 1090 desembarcan los almorávides de nuevo ya con la idea de ocupar y administrar Al-Andalus. De 1090 a 1145 Al-Andalus fue una provincia almoravid y fue gobernada desde Marrakech. Se nombran jefes militares familiares de Yusuf en las ciudades y se enviaron eruditos religiosos para la regeneración religiosa. Yusuf y su hijo Ali (1106-1143) nombraron  gobernadores leales que levantaron de nuevo Al-Andalus y mantuvieron a raya a los cristianos. Pero no pudieron consolidarlo debido a la presión cristiana (y el espíritu de cruzada) y la creciente amenaza de los almohades (un nuevo movimiento religioso).

2. Los almohades (1121-1269)

De nuevo un movimiento religioso del Magrib vino a salvar al-Andalus de sus dificultades internas y de los cristianos. Tenían varias cosas en común con los almorávides: eran beréberes, una fuerte base religiosa y un desarrollo similar, y además tuvieron un papel semejante en al-Andalus.
Los almohades crean su imperio a expensas de los almorávides que destruyen y en pleno enfrentamiento cruzado.
Con la caída de Marrakech se vuelven a formar Taifas en al-Andalus y numerosos territorios caen en manos cristianas. Los almohades se interesan por al-Andalus y dominan Sevilla (1147), Córdoba en el 1149, Granada, Baeza, Jaén, Almería en 1157. Conquistaron todo al-Andalus y lo unificaron solo a partir de 1173 y hasta que la batalla de las Navas de Tolosa en 1212 inicia su derrota y abre el camino de Andalucía a los cristianos.


Las dinastías bereberes carecían de un fuerte gobierno central y distribuyeron la administración de provincias entre familiares y jefes militares que a menudo se independizaron e incluso rebelaron contra el gobierno central, esto ocurrió en al-Andalus y el Norte de África. La situación del imperio nunca pareció estar estable.